Entrada destacada

El resto, literatura.

Hoy, 18 de abril del 2020 hace exactamente 20 años que nací.  Veinte años en los que me he formado como persona (y me sigo formando),...

jueves, 19 de julio de 2018

Viajar

Una vez escuché que la ignorancia se cura leyendo y que el racismo se cura viajando.
No estoy segura de si esto último es cierto porque no he podido comprobarlo, yo nunca he sido racista y no me ha hecho falta salir de mi casa para darme cuenta y al mismo tiempo he viajado a lugares maravillosos con personas que sí lo son, y no han vuelto amándo a otras razas, si no con el mismo racismo o más del que habían comenzado el viaje.
Lo que sí es infinitamente cierto es que viajar te cambia, y no hablo de volver a casa con el pelo de color verde o cuatro tatuajes y un piercing en la oreja, no hablo de haber sido católica toda tu vida y viajar y volver a casa convertida al budismo. Hablo de que una parte de ti se enciende en tu interior cuando viajas, como un botón.
Algo se enciende dentro tuya, algo se pulsa y se inicia un cambio que ya no podrá deshacerse.
Nunca he sido tan consciente de mi misma persona que cuando he cogido un avión y me he separado kilómetros de todo aquello que siempre me rodea, de todo aquello que me ha formado como persona.
Y es que viajar también me ha formado, me ha construido ladrillos dentro y me ha hecho convertirme en un muro mucho más fuerte y seguro.
Me ha hecho plantearme cosas y abrir mi mente, darme cuenta de cosas que antes no pensaba o no me planteaba simplemente porque nada me incitaba a ello.
Sobre todo viajar me ha hecho conocerme más a mi misma, abrirme a mi propio interior y quereme y comprenderme un poco más, y es que siempre se ha dicho que debemos viajar para conocer nuevas culturas y formas de entender la vida, pero nadie me dijo jamás que me conocería tanto a mi misma viajando, que me encontraría tanto perdiéndome.
He tenido charlas maravillosas con gente maravillosa y he tenido profundas charlas conmigo misma dentro de Iglesias que me han hecho plantearme todo lo que pensaba de mi misma.
La verdad es que también me llevo historias de amor de mis viajes, y no sólo íncreibles historias de amor por esculturas, librerias del tamaño de un palacio y atardeceres dorados, si no verdaderas historias de amor acabadas en besos y palabras bonitas.
También historias de amor verdadero hacía mis compañeras de vida, mis dos motores para seguir siempre hacía delante, con las que quiero compartir mucho más que risas y fiestas, también infinitos viajes más y lugares nuevos y desconocidos.
En definitiva, viajar me ha llenado el corazón.
Llegué con las manos vacías y me fui con el corazón más lleno que nunca.
Así que siempre diré que la solución a todo es viajar; Si estás triste, si estás feliz, si estás solo, si estás aburrido, cansado, necesitado, apagado, en la época más feliz de tu vida, o en la peor, viaja, siempre, sólo o con gente. Pero viaja mucho, conoce lugares y personas nuevas y conócete a ti mismo.
El mundo es demasiado grande como para morirnos sin haber visto ni una mínima parte de él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario