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martes, 24 de abril de 2018

Necesito un abrazo

Hace tiempo que no me paso a escribir, desde la última vez que estuve en el agujero si no recuerdo mal. En el vacío.
Hoy he vuelto a escribir, quizás como terapia o quizás como forma de pedir ayuda.
Me siento débil, rota por dentro, no ha pasado nada en especial, simplemente a veces uno siente como la tristeza se va apoderando poco a poco de él, y sientes que todo lo haces mal, que todo lo malo te ocurre a ti y por mucho que lo intentas una y otra vez no puedes conseguir más que empeorar las cosas.
Sólo he sentido una sensación así dos veces en mi vida, y la última fue muy reciente. Tengo miedo de que la oscuridad se vuelva a apoderar de mi, de llorar todos los días, de no poder dormir por las noches y no tener ganas de vivir durante el día.
Esta vez esta sensación está relacionada con mi amor propio.
Siento que algo está mal dentro de mí y no sé como arreglarlo, tengo miedo de no saber.
Pienso que es normal pasar por malas rachas, estar triste de vez en cuando y tener ganas de un descanso de todo, pero me da miedo que se vuelva algo peor, me da miedo caer en el agujero del que cuesta tanto salir.
A veces me pregunto si esto les ocurre a los demás, si se sienten tristes, solos, que nadie les quiere, que no valen nada, que son fácilmente reemplazables, y me pregunto si llevan todo eso dentro, sin que nadie lo sepa, sonríendo a la gente con los ojos tristes.
Me pregunto cuánta gente ha estado en el agujero y no se lo ha contado a nadie, lo ha llevado por dentro, en soledad.
Ni siquiera soy capaz de expresarlo con palabras.
Sólo puedo esperar a que los días pasen y me vaya sanando por dentro, poco a poco, yo sola.
Y qué bonito sería poder expresar como uno se siente sin miedo, y que venga alguien que te quiere  y te de un abrazo, un abrazo de esos que unen todos tus pedazos, de los que curan.
Y qué necesarios son los abrazos en un mundo como éste, un mundo solitario, donde nacemos solos y morimos solos, pero donde, por el camino, vamos abrazando a gente que nos regala cosas nuevas, nuevas formas de ver la vida.
Ojalá se diesen más abrazos.
La gente no lloraría en silencio, no sonreirían cuando están rotos por dentro, no callarían lo que les arde en la garganta y no sentirían presión en el pecho.
Deberíamos abrazar más, y llorar en voz alta, y gritar cuando lo necesitemos, y reír a carcajadas, y bailar cuando nos apetezca sin importar cómo ni qué digan, y cantar a grito pelado, nuestra alma estaría mucho más sana y no nos romperíamos por dentro.

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